ENCUENTRO ANDINO
ADRIAN CERON - ENCUENTRO ANDINO " EL SONIDO ORIGINAL DE NUESTRA RAZA"  
 
  YANACONAS - CAUCA - COLOMBIA 10-10-2024 01:04 (UTC)
   
 
YANACONAS - CAUCA - COLOMBIA




“Los Yanaconas tenemos el pensamiento de que el territorio y la tierra son como una casa; los dueños de la casa Yanacona somos los Yanaconas. Desde hace tiempo vienen entrando unas personas de afuera que nos dañaron y siguen dañando nuestra casa. Como dueños hemos decidido repararla y organizarla. Esas personas también dañaron nuestro hogar Yanacona. Por eso también necesitamos reconstruir nuestro hogar con base en nuestra cultura, identidad y autoridades propias. Los daños ya están hechos, pero tenemos el valor y la voluntad de no llorar sobre los escombros, sino de levantarnos con alternativas que nos permitan reconstruir nuestra casa y nuestro hogar”


El surgimiento de la identidad Yanacona dió origen a un proceso de develamiento y afirmación de una nueva posición que contribuye a dinamizar los procesos sociales que se venían gestando en el Macizo Colombiano como espacio social: lo étnico. Cabe aclarar que si bien el factor étnico ya estaba presente en este escenario debido a la exitencia de los resguardos indígenas, lo que interesa rasaltar es que con el surgimiento de la identidad Yanacona la dimensión étnica se fortalece y se hace visible, haciendo que los indígenas del Macizo aparezcan como actores políticos que reclaman reconocimiento y autonomía, a la vez que afirman sus valores socio-culturales. Este proceso de develamiento y afirmación de lo étnico, corresponde a lo que los mismos Yanaconas, en su lenguaje metafórico, denominan como la “reconstrucción de la casa Yanacona”.

Como se había anotado anteriormente, este proceso de develamiento y afirmación de lo étnico, surge y se desarrolla en una situación de “fricción interétnica”, es decir, en un ámbito caracterizado por relaciones de conflicto y competitividad entre los grupos étnicos y diferentes sectores de la sociedad envolvente (Cardoso de Oliveira 1996:174). En el caso específico de los Yanaconas, estas relaciones de “fricción interétnica” se producen con respecto a los grupos de poder que actúan en el espacio regional del Macizo Colombiano, es decir, con los grupos insurgentes, los agentes del narcotráfico y los antiguos líderes afiliados a los partidos políticos tradicionales. Es a estos sectores sociales que los Yanaconas se refieren cuando manifiestan que: “Desde hace tiempo vienen entrando unas personas de afuera que nos dañaron y siguen dañando nuestra casa”.

Las relaciones conflictivas o de “fricción interétnica” con los grupos insurgentes que operan en el Macizo Colombiano, están dadas con respecto a las diferencias ideológicas y estratégicas en las que se basan sus prácticas políticas. Optando por la lucha armada como estrategia para dar solución a los conflictos económicos, sociales y políticos, considerados fundamentalmente como conflictos de clase, los grupos insurgentes que operan en este escenario social desconocen la dimensión étnica en la que se fundamenta el movimiento Yanacona, quienes exigen que tal condición sea considerada en términos de sus especificidades socio-culturales y sus aspiraciones políticas de autodeterminación.
Por otro lado, la estrategia bélica asumida por los grupos insurgentes, se opone a la política de no violencia por la que optaron los Yanaconas, política que está contribuyendo a la creación de un espacio social en el que los conflictos tienden a ser resueltos en forma pacífica. Esta posición política es la principal estrategia de los Yanaconas en sus relaciones con los grupos alzados en armas y los agentes del narcotráfico que operan en el Macizo Colombiano.

A pesar de los atropellos que los grupos insurgentes han cometido en algunas comunidades indígenas, los Yanaconas han optado por asumir una actitud de no intervensión frente a estos grupos, pues si bien son conscientes de los atropellos, también existe la opinión generalizada de que estos grupos han contribuido a controlar la delincuencia común y la ola de violencia que se desató en estas comunidades a partir de la década de los 90 debido a la proliferación del cultivo de amapola para la extracción del látex y el procesamiento del alcaloide derivado. Sin embargo, es preciso resaltar que frente al poder de las armas, la política Yanacona de no violencia ha contribuido en mayor medida a evitar las posibles confrontaciones que pudieran enfrentar a estas dos fuerzas en obvio desequilibrio.

Otra faceta de mayor ambivalencia en la situación de “fricción interétnica” se produce en relación a la presencia del cultivo y procesamiento del látex de amapola y las redes del narcotráfico asociadas a esta empresa. La proliferación de este cultivo ilegal entre las comunidades Yanaconas es un fenómeno reciente, sólo a partir de los años noventa se empieza a sentir su impacto destructivo, pués además de generar una desastrosa ola de violencia al interior de las comunidades, la proliferación del cultivo de amapola constituye el factor que mayores amenazas representa para la consolidación y continuidad del movimiento étnico Yanacona. El auge del cultivo de amapola ha dispersado la atención sobre el proceso, o bien porque algunos de sus líderes se involucraron en la producción del alcaloide o porque muchos de ellos se desmotivaron ante la escasa atención que sufrió el movimiento entre los años 93 y 94, en los cuales se interrumpen las actividades organizativas del Cabildo Mayor Yanacona.

Pese a todas las consecuencias negativas que este fenómeno trajo para las comunidades Yanaconas, es importante resaltar que los indígenas también están gestando alternativas de solución al problema de la proliferación de cultivos ilícitos y precesamiento y tráfico de drogas. Estas alternativas de solución a dichos problemas se fundamentan en la exigencia al Estado colombiano de un compromiso de no violencia ni intimidación a las comunidades por parte de la fuerza pública y en la concertación como estrategia para establecer acuerdos con el Estado que tengan en cuenta los proyectos de desarrollo social y económico de los pueblos indígenas. Los Yanaconas son conscientes de que frente a los problemas nacionales como el narcotráfico no pueden quedarse aislados. Es un problema que compete a las políticas estatales y la sociedad nacional, y en esa medida, también les compete a los Yanaconas como étnia y como parte de la sociedad colombiana.

La relación de las comunidades indígenas con los líderes políticos afiliados al esquema bipartidista colombiano, constituye la más antigua manifestación de relaciones de “fricción interétnica” vivida por los actuales Yanaconas. Desde que se dieron los primeros pasos en el proceso de reindigenización Yanacona, fueron los antiguos líderes de las comunidades, caciques al servicio del clientelismo político establecido con base en el esquema bipartidista, quienes se opusieron a este proceso. Las aspiraciones de autonomía política Yanacona colocaban en peligro la hegemonía que, a nivel de las comunidades indígenas y campesinas del Macizo Colombiano, habían mantenido los líderes de los partidos políticos Liberal y Conservador. Esta situación se manifiesta en el control que los antiguos líderes ejercían sobre las instancias políticas de las comunidades, tales como Cabildos indígenas, Juntas de Acción comunal e inspecciones de policía, así como también la manipulación de las decisiones en favor de sus intereses y el característico intercambio de elementos materiales y favores personales por votos en época de elecciones, factor que constituye la base del clientelismo político.

Sin duda, el develamiento y afirmación de la identidad Yanacona generó un campo de conflictos con los antiguos líderes y sus partidos políticos. En algunas comunidades este hecho ha motivado fuertes roses entre los viejos líderes, que van perdiendo legitimidad, y las nuevas autoridades de los Cabildos Yanaconas. Sin embargo, pocas veces han motivado enfrentamientos violentos. Más bien, lo que pretende la identidad Yanacona es crear una consciencia política que pueda conducir a la apertura de espacios de reflexión y participación y al fortalecimiento de su autonomía.

En este contexto, el proceso de reindigenización Yanacona, surge como una posibilidad de romper con esta situación de dominación política, a través de la búsqueda de nuevas formas organizativas y políticas fundamentadas en el fortalecimiento de la autoridad de los Cabildos indígenas, con miras a reclamar su derecho a la autonomía, la unificación de las comunidades indígenas y el desarrollo socio-cultural y económico agenciado por ellas mismas y de manera independiente a los intereses clientelistas del bipartidismo político, la posición ideológica de los grupos insurgentes y los intereses económicos de los agentes del narcotráfico.

Las anteriores consideraciones conducen a pensar que el proceso de reindigenización Yanacona está produciendo un impacto político que incide en la transformación del espacio social, en la medida en que produjo una re-estructuración del orden social y político a nivel local y regional. Este proceso de transformación del espacio social está relacionado con la afirmación de su condición étnica, lo cual se expresa en dos aspectos fundamentales: el reconocimiento de su identidad y el fortalecimiento de sus autoridades propias.

En efecto, asumir el etnónimo Yanacona para identificarse significó también asumir un nuevo status social y político que no puede pasar desapercibido en el ámbito regional. El proceso de develamiento y afirmación de la identidad Yanacona condujo también al reconocimiento de su condición étnica por parte de otros sectores de la sociedad regional, lo cual es una muestra del éxito político que obtuvieron los indígenas a través de un movimiento étnico que proporcionó al grupo un nombre distintivo, así como también capacidad y poder para actuar en función de sus propios objetivos.

Prueba de tal reconocimiento a nivel regional es el deseo manifiesto por parte de algunas familias no indígenas de vircularse a la organización social y política Yanacona. Este hecho se destaca en las comunidades indígenas civiles, donde varias familias no indígenas, es decir, campesinos mestizos y afrocolombianos, han solicitado a los Cabildos indígenas que se les dé cabida en la organización, expresando la voluntad de auto-identificarse como indígenas y el deseo de ser reconocidos como tales. Este fenómeno se explica debido a que los campesinos no indígenas reconocen que a partir de la afirmación de la identidad Yanacona, los indígenas del Macizo Colombiano adquieren mayor representatividad y poder para actuar en la gestión de sus objetivos políticos, sociales y económicos.
Cuando los Yanaconas dicen: “Esas personas también dañaron nuestro hogar. Por eso necesitamos también reconstruir nuestro hogar con base en nuestra cultura, identidad y autoridades propias”, significa el auto-reconocimiento de una situación de fricción con otros sectores sociales del Macizo Colombiano como espacio social. Pero a la vez, se expresa también la necesidad de “reconstruir el hogar”, es decir, de actuar en función de la re-estructuración de un orden social, de tal manera que tengan acceso a una posición, no subordinada - como la habían tenido hasta entonces en dicho espacio social-, sino a una posición donde se reconozca y se respete el derecho a su identidad socio-cultural y al ejercicio de su auto-determinación como pueblo.

La transformación del espacio social está siendo posible a través de los tres elementos por ellos señalados: cultura, identidad y autoridades propias. No obstante que estos tres factores se encuentran estrechamente relacionados, siendo imposible entender uno sin los otros, es a través de la consolidación y el ejercicio de sus propias autoridades cómo los Yanaconas están contribuyendo a la transformación del Macizo Colombiano como espacio social, en la medida en que al reivindicar su derecho al respeto de sus autoridades y al ejercicio de su autonomía, los Yanaconas están re-estructurando el orden social y político, apareciendo como una fuerza que reclama el derecho a su auto-determinación.

Al recuperar los espacios políticos de los Cabildos indígenas, anteriormente ocupados por los líderes que trabajaban dentro del esquema clientelista del bipartidismo colombiano, los líderes del movimiento Yanacona contribuyen a consolidar las autoridades indígenas como espacios políticos desde los cuales se toman las decisiones de acuerdo con sus propios intereses. De esta manera, la recuperación de los Cabildos indígenas como órganos políticos propios, permitió también dar vía libre a la consolidación de su identidad socio-cultural, así como también se dieron los primeros pasos para pensar su próprio desarrollo social y económico dentro de los términos de sus especificidades culturales.

Por primera vez en muchos años, los indígenas del Macizo Colombiano se reconocen a sí mismos como un grupo con características socio-culturales e intereses comunes. Fue éste el comienzo de un nuevo estilo de vida, legitimado por la fuerza de una historia y un nombre própio que lo institucionaliza y le proporciona poder para actuar en pos de sus intereses, lo hace visible en una escenario regional y nacional y le otorga un status de reconocimiento y legitimidad.

La transformación del espacio social se produce en la medida en que los Yanaconas legitiman y defienden su derecho a la autonomía. La búsqueda de autonomía, entendida como el derecho de los pueblos a elegir y realizar su propio proyecto socio-cultural y político, de acuerdo con su propio pensamiento y aspiraciones, es uno de los principales objetivos políticos de la organización Yanacona. Este objetivo produjo fricciones no sólo con los viejos líderes vinculados al esquema político bipartidista, sino también con otras organizaciones regionales que en un comienzo intentaron cooptar la naciente organización Yanacona. Antes de adherirse al proyecto político de cualquier otra organización o movimiento a nivel regional o nacional, los Yanaconas pretenden fortalecer y estructurar un pensamiento político propio que posibilite la realización de sus aspiraciones autonómicas.

Esto explica por qué los Yanaconas se han negado a ser incorporados por movimientos sociales campesinos que operan en el escenario regional, tales como el Comité de Integración del Macizo Colombiano (CIMA) y el Movimiento Comunal de La Vega. Dichas discrepancias producen tensiones en el espacio social, sin embargo no se han presentado confrontaciones entre estos movimientos debido a la diferencia de intereses. Las discrepacias se han tratado con base en un estrategia de diálogo y respeto mutuo. Cabe aclarar que si bien los intereses políticos de los Yanaconas apuntan a la consolidación de su autonomía, sin embargo, no se niegan a estabecer lazos de solidaridad con otras organizaciones indígenas y campesinas a nivel regional y nacional.

Las relaciones que los Yanaconas establecen en el espacio regional y nacional están mediadas por sus políticas de respeto, solidaridad y convivencia pocífica. Además de exigir reconocimiento por parte del Estado y la sociedad nacional, los Yanaconas son conscientes de que como pueblo están en estrecha relación con otros sectores de la sociedad nacional y por ende, la solución a sus problemas deberá realizarse conjuntamente dentro de una relación de respeto mutuo, cooperación y convivencia pacífica.
Para concluir es preciso considerar que el proceso de reindigenización Yanacona, está contribuyendo a la transformación del Macizo Colombiano como espacio social, a través de dos aspectos fundamentales 1- el fortalecimiento de sus autoridades y el ejercicio de su autonomía, lo que condujo a constituirse como una organización indígena autónoma e independiente de otras organizaciones sociopolíticas, tanto a nivel regional como nacional, sin que esto implique asumir posiciones fundamentalistas de carácter étnico, dado que buscan consolidar su autonomía como étnia, sin dejar de ser colombianos y 2- una posición política que rechaza toda forma de confrontación violenta con aquellos sectores sociales y organizaciones con quienes tienen discrepancias políticas suceptibles de generar conflictos.
Estos dos principios en los que se fundamenta la identidad Yanacona, constituyen las principales herramientas políticas y valorativas con que los indígenas del Macizo Colombiano están “reconstruyendo su casa” y transformando el espacio social, en la medida en que abren nuevos caminos para la búsqueda y creación de nuevas formas societales fundamentadas en lo que Giddens (1996) denomina “reflexibidad social”, es decir, en una “reconciliación de la autonomía y la interdependencia” que se fundamenta en una “reconstrucción de las solidaridades dagnificadas” (Giddens 1996: 21; traducción mía del portugués). Lo que significa que los objetivos autonómicos de los Yanaconas no son incompatibles con el establecimiento de solidaridades con otros sectores de la sociedad nacional que están en iguales condiciones de subalternidad

Cuando los Yanaconas hablan de “reconstruir la casa Yanacona”, significa la posibilidad de colocar en práctica una “política generativa” que “permita a los individuos y grupos hacer que las cosas acontezcan y no esperar que las cosas les acontezcan” (Ibid. 1996: 23). Esto es lo que se coloca en evidencia cuando los Yanaconas expresan: “los daños ya están hechos, pero tenemos el valor y la voluntad de no llorar sobre los escombros, sino de levantarnos con alternativas que nos permitan reconstruir nuestra casa y nuestro hogar”. Es decir, la “reconstrucción de la casa Yanacona”, es la expresión metafórica con que los Yanaconas manifiestan su voluntad de reconstruirse como pueblo, al mismo tiempo que están generando espacios de reflexión y acción para la creación de formas societales basadas en principios democráticos, reflexivos y antifundamentalistas. Son éstas las bases del pensamiento político y las prácticas sociales generadas con base en la identidad Yanacona que están contribuyendo a la transformación del Macizo Colombiano como espacio social.


 
 
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